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Giovanni Efraín Reyes Ortiz Ph.D.
University of Pittsburgh/Harvard
Profesor Titular, Escuela de Administración

Tal y como es de conocimiento general, los resultados previsibles están por demás apretados. Con base en las tendencias del voto popular, hay evidencias contrastantes. Unas encuestas aún persisten –en el voto popular- en establecer lo que sería la victoria de Kamala Harris con cifras de victoria que varían de 1.7% a 2.15%. Otras sostienen que, a una semana de la elección, Trump tiene una favorabilidad de 0.4% sobre su adversaria demócrata.

Considerando que son ciertos esos números, en ninguno de esos casos se puede identificar –ni mucho menos- ninguna victoria segura. Hay antecedentes inmediatos. Hillary Clinton aventajó al republicano en noviembre de 2016 por 2.1% y no fue suficiente. La noche del 9 de noviembre, en ese entonces, resultó vencedor Trump en el Colegio Electoral.

Exactamente. Es el Colegio Electoral el que cuenta. Se trata de lo que sería una anacrónica institución, cuya estructura y funcionamiento hace que no todos los votos valgan lo mismo. Las tendencias se inclinan porque aquellos Estados de la Unión que tienen menos votantes, marginalmente tienen mayor valor los votos individuales.

Quien sale victorioso en un Estado se lleva todos los electores. De allí que ganar –por ejemplo- en Pensilvania en el voto popular, así sea por un sufragio, es llevarse completos los 19 electores, que en las condiciones actuales son estratégicamente cruciales.

Esto tendería a favorecer a los Republicanos en Estados poco poblados, tal los casos de Iowa, Nebraska, Oklahoma, las Dakotas, Montana, Arkansas. Se trata de la América Profunda, tan rural como necesitada de consignas fáciles y entendibles sin mayores diálogos. Planteamientos simples, donde se impongan las creencias más que el análisis de los argumentos.

En estas condiciones donde Trump lleva ventaja. Se trata del contenido de su campaña, incluyendo insultos y como era de esperarse, de las repercusiones derivadas de la caja de resonancia de personajes como aquellos de la lucha libre profesional en Estados Unidos.

Se sabe cómo votarán, en esta elección, 42 Estados. De allí que son 8 de ellos los “pendulares” o “bisagra” donde se decidiría la contienda. Estos distritos son: Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Minnesota, Nevada, Pensilvania, Wisconsin. De manera oficial –aunque en una semana muchas cosas pueden ocurrir- Kamala Harris se estaría imponiendo en Minnesota, pero las cifras dan muestras de un ascenso sostenido de los republicanos en estados del “muro azul”, es decir Pensilvania, Michigan y Wisconsin.

Como parte esencial de esta dinámica electoral, surgen implicaciones importantes y temas críticos que se han hecho evidentes. Uno de ellos, que ha prevalecido durante toda la campaña electoral es la polarización. Trump, en medio de múltiples cuestionamientos está inmerso en varios casos judiciales. La creciente lucha entre el electorado complica las estrategias de ambos partidos, de allí lo vital de ganar indecisos con más intensidad, en particular en Georgia, Pensilvania, Nevada y Wisconsin.

Además de la polarización, otro tópico que polémico es el referente a la economía y la inmigración. Estos temas están en el centro del debate. Existe consenso entre analistas en cuanto a que, si Trump regresa al poder, es probable que recrudezca su enfoque restrictivo hacia la inmigración y adopte políticas proteccionistas. En cambio, una victoria de Harris puede llevar a mayor apertura hacia la cooperación internacional y a un enfoque quizá más humanitario en la gestión de la frontera con México.

Un tercer tema que implica choques es el referente a la política exterior y con ello, las incidencias en los conflictos internacionales. Es indudable, Estados Unidos enfrenta múltiples desafíos en esta esfera, incluyendo la guerra en Ucrania y las tensiones en Oriente Medio. Un cambio en la administración podría significar un viraje en la postura estadounidense hacia estos conflictos y en las relaciones comerciales globales.

En este sentido es claro que la tendencia a la continuidad –con todo el desgaste del ejercicio del poder para Kamala Harris- está en el bando de los demócratas. Trump juega, como es habitual, a la carta de ser el dado en el aire. Es la expectativa, lo temerario; cada quien identificándose con lo que desea que ocurra.

La tendencia más clara, con una victoria de Trump sería un gobierno centrado en el nacionalismo populista, al menos basado en las ofertas de campaña. Esto conllevaría seguridad fronteriza a lo vaquero, sin remilgos. También aquí se identificarían nacionalismos para impedir la competencia con otros países, ya sea que esos correspondan a emergentes economías latinoamericanas, europeas o del lejano oriente.

Se identificaría una tendencia de continuidad, obviamente, con la elección de Harris. Pero la administración de quien podría ser la primera mujer mandataria en Washington también requeriría de ajustes políticos, económicos y sociales con un fin: acrecentar o bien rescatar la legitimidad interna a la vez que se establecen renovados contenidos y modalidades en cooperación exterior.

Es totalmente explicable, los resultados de la noche del martes 5 de noviembre próximo mantienen a la población en vilo. Puede tocarse el suspenso, mientras las apuestas continúan creciendo: ¿a quién favorecerá la mayoría probablemente silenciosa que no se manifiesta en las encuestas?

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Análisis del profesor Giovanni Efraín Reyes

Se habla que el cambio climático está aumentando la ocurrencia de incendios, pero hasta ahora la contribución del cambio climático a la ocurrencia de fuego no había sido cuantificada a escala global, que es el avance de esta investigación. En Colombia se han registrado fuegos recientes en las zonas alto-andinas boscosas. Los resultados del análisis indican que el cambio climático está teniendo un impacto sobre la ocurrencia de incendios en zonas boscosas alrededor del mundo.

Un nuevo estudio internacional, dirigido por un equipo de científicos de Bélgica y el Reino Unido, que contó con el apoyo de Stijn Hantson, investigador y profesor de nuestra Facultad de Ciencias, reveló que el cambio climático está contribuyendo a un aumento de los incendios forestales en todo el mundo, a pesar de las intervenciones humanas que moderan esta tendencia.

El estudio, que comparó modelos de incendios forestales con y sin los efectos del cambio climático, muestra que en muchas regiones la frecuencia e intensidad de los incendios forestales está aumentando, especialmente en ecosistemas sensibles como el sur de Suramérica, Australia y Siberia.

 

“Se ha hablado mucho que el cambio climático está aumentando la ocurrencia de incendios, pero hasta ahora la contribución del cambio climático a la ocurrencia de fuego no había sido cuantificado a escala global, que es el gran avance de este estudio”, dijo nuestro profesor.

La investigación utiliza modelos climáticos avanzados y modelos de incendios forestales para simular el impacto del cambio climático en los incendios forestales. "Hemos descubierto que en muchas regiones hay más incendios debido al cambio climático", afirmó Seppe Lampe, climatólogo de la Universidad Vrije de Bruselas (VUB), uno de los dos autores principales del estudio.

Stijn Hantson indicó que “hemos observado que el área quemada ha disminuido a escala global en las últimas décadas. Esta información ha sido distorsionada por algunos escépticos del cambio climático, quienes afirman que las proyecciones del impacto del cambio climático son exageradas. En este estudio enseñamos que el cambio climático sí ha aumentado el área quemada significativamente, pero que el impacto está contrarrestado por la disminución en área quemada por causas humanas”.

“Esto se debe principalmente al aumento de la actividad humana en la región y a los cambios en el uso del suelo. Por ejemplo, vemos que en algunas regiones el paisaje se está volviendo cada vez más fragmentado, lo que dificulta la propagación de los incendios. En estas zonas, las intervenciones humanas directas en el paisaje dominan por ahora sobre los crecientes riesgos debidos al cambio climático”, afirmó Chantelle Burton, experta en incendios de la Oficina Meteorológica del Reino Unido e investigadora del estudio.

Agregó que “en zonas boscosas como el sur de Chile, California y Siberia, el número de incendios está aumentando, lo que está relacionado con períodos de sequía más prolongados y temperaturas más altas debido al cambio climático. Especialmente en regiones como Siberia occidental y América del Norte, vemos un fuerte aumento en el número de incendios. Estas regiones han aparecido con frecuencia en las noticias en los últimos años debido a incendios extremos, y nuestros modelos confirman que esta tendencia lleva la marca del cambio climático".

Superficie quemada debido al cambio climático aumentará en las próximas décadas

“En Colombia hemos visto eventos de incendio recientes en las zonas alto-andinas boscosas y, aunque este estudio fue desarrollado a escala global, los resultados indican que el cambio climático ya está teniendo un impacto sobre la ocurrencia de incendios en zonas boscosas alrededor del mundo”, explico nuestro profesor Stijn Hantson

El equipo de investigación utilizó modelos que tienen en cuenta diversos factores como el clima, la vegetación y la densidad de población. Los investigadores subrayan que, si bien las actividades humanas como la extinción de incendios y la gestión del paisaje pueden tener un efecto amortiguador, a menudo esto no es suficiente para contrarrestar completamente el impacto del cambio climático, especialmente en años con condiciones climáticas extremas.

 

“Lo sorprendente es que en períodos con un número de incendios bajo a moderado, las intervenciones humanas directas tienen un gran efecto. Sin embargo, en períodos con muchos incendios, domina el efecto del cambio climático, por lo que en estos casos perdemos el control” , añadió el climatólogo Seppe Lampe.

 

Los resultados sugieren que, si la tendencia actual continúa, la superficie quemada debido al cambio climático aumentará significativamente en las próximas décadas. “El estudio llega en un momento crucial en el que somos testigos de temporadas de incendios cada vez más destructivas en todo el mundo. Es esencial que no solo adaptemos nuestras políticas para gestionar mejor los incendios, sino también abordar las causas subyacentes del cambio climático”, concluye el equipo de investigación.

Conoce más sobre la investigación aquí

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Estudio revela aumento global de los incendios forestales debido al cambio climático, a pesar de las intervenciones humanas
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