
El ejemplar, recolectado en La Guajira (Colombia) en la década de 1960, permaneció sin estudiar por más de seis décadas en las colecciones del museo suizo. Se trata del registro fósil más joven conocido en el mundo de un grupo extinto de tortugas marinas llamadas talasoquelidias, hasta ahora reportado únicamente en Europa.
Una investigación internacional liderada por paleontólogos de nuestra Universidad, en colaboración con la Universidad de Zúrich (Suiza) y el Museo de Historia Natural de Basilea, ha descrito una nueva especie de tortuga marina fósil que marca un hito en la comprensión de la evolución y distribución de un grupo extinto conocido como talasoquelidias.

La especie, denominada Craspedochelys renzi en honor al geólogo suizo Otto Renz, fue hallada en rocas marinas del Cretácico Inferior (Hauteriviano, hace 130 millones de años) en la zona de Cuiza, departamento de La Guajira. El fósil incluye un caparazón parcial, huesos de las extremidades posteriores y vértebras caudales, y presenta rasgos clave que lo vinculan con otros ejemplares europeos, así como características que justifican su inclusión en el género Craspedochelys.
Lo sorprendente es que el espécimen permaneció más de seis décadas sin ser estudiado en las colecciones del Museo de Basilea. Fue redescubierto durante una revisión reciente por parte de investigadores, quienes lo identificaron como un fósil recolectado por Otto Renz en una expedición geológica a La Guajira en los años 60.
“Craspedochelys renzi constituye el registro más joven y el único fuera de Europa conocido para las tortugas talasoquelidias del Cretácico. Este hallazgo revela conexiones paleobiogeográficas entre Europa y América del Sur durante el tránsito Jurásico–Cretácico”, señala nuestro profesor. Edwin Cadena, del programa en Ciencias del Sistema Tierra en la Universidad del Rosario, quien lideró la investigación.
Más allá de su relevancia científica, el descubrimiento resalta el valor de las colecciones de historia natural.
“Este hallazgo demuestra que los museos no solo conservan objetos del pasado, sino que son fuentes vivas de conocimiento científico en constante evolución”, agrega el Dr. Cadena.
En un contexto global donde la conservación de la biodiversidad y la comprensión de la historia de la vida son más urgentes que nunca, este estudio reafirma la importancia de preservar, estudiar y digitalizar los tesoros paleontológicos. Cualquier espécimen, incluso aquel recolectado hace décadas, puede revelar información inédita sobre nuestro pasado.
El trabajo fue recientemente publicado en la revista científica Swiss Journal of Palaeontology, conoce más aquí